CHAMANISMO. LA LECTURA DE SEÑALES Y PRESAGIOS EN LA NATURALEZA.


La ecología trata del estudio de las interacciones entre los seres vivos y su entorno. Evidentemente, nunca podremos distanciarnos de nuestro entorno, pero sí que podemos aprender a interpretarlo y utilizar ese conocimiento en nuestro beneficio. No olvidemos que la capacidad para hacer una lectura de la Naturaleza será lo que nos permita reconocer verdaderos presagios en nuestra vida. 

Un presagio es un acontecimiento que apunta a un destino concreto, y en todo el mundo ha habido siempre gente que ha creído en los presagios y ha sustentado la firme creencia de que los aspectos modificadores de la Naturaleza reflejan cambios que pueden guardar relación con nuestra propia vida. Esta creencia enlaza con la antigua Ley de la Correspondencia en el sentido de que lo que nos afecta en un nivel nos afecta también en otros niveles, y nos lleva a pensar que las fuerzas divinas se comunican con la humanidad a través de la Naturaleza y de sus variadas manifestaciones. 

Los presagios lindan con una percepción instintiva, con una resonancia innata con los elementos naturales que hemos dejado de reconocer conscientemente. Pero a medida que desarrolles el lenguaje de los animales irás descubriendo relaciones y patrones en la Naturaleza y en el comportamiento de los animales, además de las correspondencias que estos tienen en tu vida. Sabrás de inmediato qué aves o animales es probable que veas a diario, y sabrás qué tipos de comportamientos, sonidos, ritmos y actividades puedes esperar de ellos. El problema estriba, no obstante, en cómo definir, explicar y aplicar el presagio natural a tu vida personal, por lo que tendrás que conocer en profundidad tu entorno y los animales que viven en él.


Tendrás que acostumbrarte a establecer relaciones sin forzar las correspondencias, y deberás empezar a aceptar que nada ocurre por accidente ni por casualidad; que todas las cosas, todas las personas y todos los animales tienen un significado para nosotros. En definitiva, tendrás que reconocer que el mundo sobrenatural se refleja en el mundo natural. 

Leer las señales de la Naturaleza que afectan nuestra propia vida suele incitarnos a caer en la superstición. No en vano, casi nadie sabe diferenciar entre presagios y supersticiones. Sin embargo, la lectura de los presagios se fundamenta en una base de conocimientos acerca del entorno, los animales y demás elementos naturales presentes en el entorno, de tal modo que los cambios en los elementos habituales de tu entorno pueden ser un reflejo de cambios en determinadas áreas de tu vida. Los cambios deben interpretarse a partir de una sólida base de conocimientos y haciendo uso de la razón; dado que, cuando cuentas con esa base de conocimientos, no hace falta forzar las correspondencias en la lectura de las señales de la Naturaleza, pues las correspondencias se revelan por sí mismas. 

A diferencia de los presagios, las supersticiones son aquellas creencias o ideas que otorgan importancia a un acontecimiento o cosa sin fundamentarse en el conocimiento o la razón, y suelen llevar emparejados temores y comportamientos irracionales. Las supersticiones suelen venir acompañadas de comportamientos con los que se pretende eludir la mala suerte, en tanto que las relaciones y correspondencias que se establecen entre los elementos naturales y la propia vida no emergen de una base de conocimiento. 

El mejor ejemplo para discernir la diferencia entre presagios y supersticiones lo podríamos encontrar en el comportamiento de la lechuza campestre. En toda sociedad se han dado siempre épocas en las que las poblaciones de roedores se han incrementado súbitamente; de hecho, en algunos lugares, los campañoles (o ratones de campo) podían llegar a invadir literalmente una región, llevando a sus habitantes a considerar el acontecimiento no solo como un infortunio, sino como un suceso maligno, o incluso una plaga. Pero esta creencia en el mal materializándose a través de una explosión demográfica de roedores se reafirmaba posteriormente cuando, de la noche a la mañana, un ejército de lechuzas parecía materializarse también de la nada. Para una persona supersticiosa, sin una base de conocimientos, estos sucesos podrían interpretarse como una extraordinaria revelación maligna de la Naturaleza, sobre todo cuando tanto los roedores como las rapaces nocturnas han sido siempre considerados animales nefastos y de mal augurio. Sin embargo, las personas que disponen de una buena base de conocimientos sobre ambas especies hubieran interpretado las cosas de un modo totalmente diferente. 

Muchas especies de depredadores y de presas tienen épocas en las que la población desciende dramáticamente y épocas en las que la población se incrementa de manera notable. De hecho, hay muchas especies de roedores que están sometidas a ciclos de notorios altibajos. Pero lo curioso es que sus depredadores naturales parecen acompasar sus ciclos de reproducción con estos altibajos, y las lechuzas tienen la extraña habilidad instintiva de aparecer en gran número de la noche a la mañana para abalanzarse sobre tan abundantes fuentes de alimento. Sin embargo, tales apariciones repentinas no deberían interpretarse como una manifestación maligna, sino más bien como un mecanismo de regulación que restablece el equilibrio de la Naturaleza. 

Esta habilidad la comparten otras especies, y la gaviota de California —la especie que los mormones de Salt Lake City inmortalizaron en mármol por salvar sus cosechas durante una plaga de grillos— es una de ellas... Hace algunos años, una plaga de campañoles cubrió la isla de Amherst, en el lago Ontario, y docenas de lechuzas aparecieron de la nada. Y, lo que es más, trajeron consigo una comitiva de cárabos lapones, búhos nivales, búhos gavilanes, mochuelos boreales y mochuelos cabezones en cantidades sin precedentes... 

Las correspondencias se desarrollarán de forma natural a medida que se incremente tu base de conocimientos, por lo que no hay necesidad alguna de forzar las relaciones existentes entre lo que ves en la Naturaleza y lo que sucede en tu propia vida. Pero convendrá que tengas cuidado, pues tu anhelo por conocer el futuro podría imponerse al sentido común. Aunque es de todo punto correcto suponer que lo que ocurre en la Naturaleza tiene su reflejo en lo que sucede en tu propia vida, solo una verdadera base de conocimientos te permitirá establecer una correspondencia clara. 

Las interpretaciones erróneas más habituales tienen su origen en nuestros propios miedos. En el caso de la explosión demográfica de campañoles y la aparición súbita de lechuzas, la gente podría haber llegado a creer que estaban a punto de ser exterminados por una peste; de hecho, hasta el día de hoy hay personas que siguen albergando la ancestral superstición de que los búhos y las lechuzas son agentes del demonio, y de ahí tan nefasta suposición. Pero lo cierto es que la interpretación correcta de los acontecimientos sería diametralmente opuesta. La abundancia de campañoles y de lechuzas estaría reflejando el inicio de un ciclo de expansión que conviene equilibrar, pero esta capacidad interpretativa procede del conocimiento. 

Para la persona con conocimientos, o que se toma tiempo para aprender acerca de lo que observa, el mundo natural puede arrojar luz sobre la mayor parte de las circunstancias de la vida. También es fácil caer en la tentación de leer en la Naturaleza lo que quieres leer y no lo que verdaderamente está ahí, que es la razón por la que muchas personas ven en toda expresión de la Naturaleza una señal sobrenatural. Los acontecimientos y las observaciones inusuales, las que se salen del contexto de los patrones habituales o no forman parte del contacto cotidiano que tienes con la Naturaleza, serán las que con más probabilidad te aportarán algún significado. Esas circunstancias son las que te ofrecerán conexiones inequívocas. 

Cuando comiences a estudiar y a observar la Naturaleza en tu vida tendrás que descubrir sus manifestaciones y patrones más habituales, y convendrá que tomes nota de los animales con los que te encuentras y de sus comportamientos habituales. Cuanto más aprendas sobre lo habitual, más fácil te será reconocer lo inusual, por sutil que pueda ser. Y si algo es diferente es porque la Naturaleza te está pidiendo que prestes atención. 

El lenguaje de los animales exige que tomes conciencia de que la Naturaleza nos habla, valga la redundancia, de una manera natural. Si una persona busca hacer entender su mensaje puede recurrir a diversas técnicas, como la palabra, las expresiones vocales y faciales, la tonalidad y el volumen de la voz, etc. Si el mensaje es importante, la voz adopta un tono diferente, un tono de urgencia o tensión, y tú sabes que el mensaje es importante porque el tono de la voz no es el habitual. Pues bien, la Naturaleza y los animales nos hablan del mismo modo; si el mensaje es importante, la Naturaleza lo expresará de una forma perfectamente perceptible, aunque a menudo lo haga de manera muy sutil. 


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