Oh glorioso y bienaventurado san Juan Bautista,
precursor divino de Jesús, nuestro Redentor,
grande delante del Señor y grande para nosotros,
grande delante del Señor y grande para nosotros,
lleno del Espíritu Santo desde
el vientre materno
pues tu glorioso nacimiento,
como proclamó el enviado celestial,
como proclamó el enviado celestial,
fue motivo de gozo, júbilo y
alegría.