La antigua tradición traslada la devoción al Divino Niño Jesús a la época de la infancia de Jesús en Israel, cuando iba con sus padres, la Virgen María y san José, al Monte Carmelo a orar.
Pero no es hasta muchos siglos después que se hace mas real y efectiva esta devoción que se basa en honrar los 12 primeros años de la vida terrena de Jesús, es decir honrar los méritos que ganó en su infancia.