¡Oh san Alejo bendito, hombre elegido de Dios!,
que con abnegación y entrega viviste la vida de mendigo
y después, por tu buen corazón, fuiste venerado como santo,
que caminaste por las sendas de la humildad, la caridad y la virtud
sabiendo que son las únicas que llevan al Señor;
tu que eres protector y gloria de los pobres y necesitados
que con abnegación y entrega viviste la vida de mendigo
y después, por tu buen corazón, fuiste venerado como santo,
que caminaste por las sendas de la humildad, la caridad y la virtud
sabiendo que son las únicas que llevan al Señor;
tu que eres protector y gloria de los pobres y necesitados
y verdadero amador de la pobreza e ignominia de Cristo,
hoy te pido seas clemente y ruegues por nosotros.