San Fidel de Sigmaringa fue un carismático abogado del siglo XVII, por su sólida piedad y por su espíritu de caridad se erigió en defensor de los oprimidos, puso su carrera, sus amplios conocimientos y su buen corazón al servicio de los que no tenían medios económicos para acceder a un buen abogado que les defendiera ante los tribunales en sus causas judiciales.
Por su amor y devoción a Dios, a la edad de 35 años, se hizo sacerdote capuchino, abrazó la humildad y la pobreza y se entregó con sus oraciones y sus sermones a la salvación de las almas y con sus obras de caridad a dar auxilio a los pobres.