Oh mi adorado Señor
de la Justicia,
mi buen Jesús de
Nazaret, mi dulce consuelo
que sin conocerme,
y por tu misericordia infinita,
sufriste y diste generosamente la vida por mí,
me acerco a Ti con
gran amor y humildad
con toda mi fe y
esperanza puestas en Ti,
para pedirte que
me des paciencia y entereza
para sobrellevar
las dificultades que se me presenten,
para rogarte que
derrames sobre mi hoy y siempre
tu Santa protección y Divina
misericordia.