El ajo es un bulbo que ha sido utilizado desde la antigüedad por sus propiedades tanto mágicas como protectoras.
De sobra es conocido su poder para alejar las malas influencias, tanto de seres espirituales como de otras entidades malignas. Era muy frecuente ver en los pueblos grandes ristras de ajos rodeando las ventanas, ya que de esta manera se conseguía que no entrara a la casa el mal y también se conseguía que floreciera la abundancia y la prosperidad.