La Virgen María es Madre de clemencia y piedad, Estrella de consuelo y alegría y reparte sus favores para que no suframos en los más apurados trances. Con su Divina protección nos fortalece para que superemos los peligros y males que nos acechan.
Pide a la Virgen que en nombre del poder sin límites que Dios le ha conferido, te envíe desde lo Alto un manantial de bendiciones y te ayude a conseguir todo lo que necesitas para que se terminen tus tristezas presentes y empieces a ver un futuro mejor, dichoso y libre de tantas penas y carencias.
¡Oh María, Virgen Soberana, gloria de los justos,
Hija humildísima del Padre, Madre Purísima del Hijo,
esposa amadísima del Espíritu Santo!
Yo te amo y te ofrezco todo mi ser para que lo bendigas.