¡Oh María Santísima, Señora de la merced sin fin,
abogada de las causas más desesperadas
y madre de alta gracia y auxiliadora nuestra,
ya que eres la amorosa protectora de mi vida
y mi auxilio en las necesidades temporales y espirituales
te ruego uses tu amable benignidad conmigo.
y madre de alta gracia y auxiliadora nuestra,
ya que eres la amorosa protectora de mi vida
y mi auxilio en las necesidades temporales y espirituales
te ruego uses tu amable benignidad conmigo.